Hasta el momento hemos hablado abundantemente ya sobre las probabilidades cada día mayores de una pronta crisis económica en Bolivia, sobre la idea de internacionalizar activos para advertir ese problema, o sobre por qué al no ser una buena idea abrir simples cuentas de depósito en bancos comerciales en el exterior, podría al menos considerar la alternativa del offshore banking. Sin embargo, lo mejor es darle a su patrimonio una forma de inversión inteligente de largo plazo mediante la contratación de distintos fondos de inversión entendidos en la materia y su contexto.
Estamos convencidos de que a partir de la Gran Recesión de 2008 la economía internacional está transformándose inevitablemente, así como también el sistema monetario y financiero internacional. Hoy en día la gran banca internacional trata de ponerse al corriente con el surgimiento de las criptomonedas como Bitcoin, o las plataformas de activos digitales como Blockchain, que desafían la manera en que han ido organizándose para ofrecer sus servicios, pero van tarde, mal o simplemente no están siguindo la transición. Y por si esto fuera poco, Donald Trump ha manifestado estar trabajando en una versión de reforma teniendo como modelo la Glass-Steagall Act, que no sería lo ideal, aunque sí en la dirección correcta.
Como fuere, luego de separar la producción de dinero y la regulación bancaria del enormemente ineficiente Estado y su banca central, la banca podría estar transformándose espontáneamente en al menos tres tipos de bancos: los bancos de crédito, los bancos depositarios o de guarda y custodia, y los bancos de ahorro y previsión. Para preservar su patrimonio o al menos una parte de él, son estos últimos los que nos interesa.
Veamos. La banca de hoy en día tiene unos contratos muy opacos o con vacíos (vicios) legales respecto de los contratos que celebra con sus clientes depositarios, respecto de la disponibilidad de los depósitos: el banco, a diferencia de cualquier otro negocio, tiene el privilegio o beneplácito legal del Estado de disponer de una fracción de los depósitos de su cliente sin su consentimiento explícito, e incluso conceder créditos a terceros contra ese contrato irregular de depósito. Esto, en cualquier otro negocio de cualquier otro sector de la economía constituye un delito penal de fraude y apropiación indebida; una flagrante violación a los princpios generales del derecho.
Por esto, es muy importante que sobre todo en estos tiempos de muy elevada incertidumbre advierta estos escenarios de largo plazo teniendo en cuenta que contratando un fondo de inversión:
- La rentabilidad no está directamente vinculada a las tasas de interés de referencia que establece la banca central, y los criterios, objetivos y prioridades no pueden ser distintas a las del cliente, lo cual no sucede con los depósitos en la banca comercial. Solamente la Reserva Federal, por ejemplo, ha establecido una tasa del 0.25% durante siete años, obligando a los agentes financieros a correr riesgos mayores a los que su cliente probablemente aceptaría para lograr una rentabilidad relativamente aceptable (y ahora ya se prepara para aventurarse en otro experimento), y simultáneamente el Banco Central Europeo ha llegado incluso a improvisar con tasas de interés negativas.
- No sólo que usted firma un contrato explícito sobre la titularidad de su dinero, sino que éste, además, se mantiene fuera del balance de las entidades financieras como se las conoce hoy en día, y el fondo gestiona sus inversiones con unos términos, una filosofía y una metodología de inversión definida clara y previamente.
- Con los fondos de inversión no existe conflicto de intereses con el Estado o sus gobiernos a través de la banca central, por lo que los incentivos que tiene para incurrir en distintos riesgos son conocidos por el cliente.
- Aunque no existe inversión sin riesgo, los fondos no sólo ofrecen seguros o garantías totales o parciales en caso de pérdidas, pero con ellos no existe riesgo alguno de pérdida por liquidación, porque el dinero sigue siendo de su dueño. Con los depósitos, en cambio, los depósitos bancarios en la Unión Europea, por ejemplo, están garantizados solamente hasta los €1.000.000.
Las diferencias son muchas más, pero estas ya deberían ser más que suficientes, más aún en el actual contexto.
Piense ahora en la posibilidad de contratar fondos de inversión internacionales que estén muy al tanto de este tipo de riesgos e incertidumbres, y que además sepan establecer para usted una estrategia de inversión de largo plazo en consecuencia.
Contácteme ahora para ayudarlo a prever lo mejor y lo más seguro para su patrimonio y el de su familia.