Vamos al mes de julio y las evaluaciones de la economía en el primer semestre van siendo publicadas, pero lamentablemente todas apuntan a que todos los desequilibrios y desajustes serían solucionados con una devaluación cambiaria, sin advertir que las consecuencias serían mayores a los problemas que primero pretenden solucionar. Devaluar es solamente una cuestión de tiempo, pero continuando con anteriores argumentos, veamos.
El primer elemento a bservar es el nivel de endeudamiento público externo, que es verdaderamente alarmante. Es cierto que los niveles actuales son al menos un 50% más bajos que el momento inmediatamente anterior al de las condonaciones de 2006, pero el contexto también es radicalmente distinto, simplemente porque el nivel de ingresos por concepto de exportaciones también era al menos 4 veces menor; es alarmante porque los ingresos han significado incremento del gasto y crecimiento del aparato público burocrático en la misma proporción. Lo sensato sería, pues, que ante la caída de ingresos el gasto y el tamaño del aparato público se redujeran, pero se pretende mantenerlos o incluso incrementarlos por medio del endeudamiento y en la eterna espera del rebote de precios petroleros.
Evolución de la deuda pública externa de mediano y largo plazo
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia (www.bcb.gob.bo)
Ahora bien, el segundo elemento de análisis es el nivel de las Reservas Internacionales Netas del Banco Central de Bolivia, que han sufrido un largo período de caída sostenida, pero que han encontrado cierta estabilidad con el incremento de la deuda pública externa, concretamente, conj la última emisión de bonos por USD 1.000 millones a once años en marzo. Pues así como no se puede recurrir al endeudamiento para compensar la caída de ingresos por petróleo, el problema es que tampoco se puede recurrir al mecanismo cambiario para contener la inflación.
Reservas Internacionales Netas del BCB
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia (www.bcb.gob.bo)
Más aún, el endeudamiento externo también está sirviendo para estabilizar la caída de las RIN. Nadie se atrevería a decir, pues, que es solamente para eso, aunque así parezca, pero es lo que han permitido, se trata de un acierto no intencionado más (como el tipo de cambio fijo que ha permitido delatar las insonsistencias en cuanto aparecen sus primeros síntomas).
Y por si fuera poco, este es un problema ya ni siquiera por un tema de liquidez o solvencia financiera, sino de solvencia política, de credibilidad ante el público extranjero tenedor de bonos. Pero esto ya es parte de otro tema (léase la política diplomática hacia Chile y Venezuela, sin ir más lejos).
Pero fijémonos ahora en los niveles de la Inversión Extranjera Directa. Es vergonzosa por donde se la mire. Uno dirá que la inversión extranjera en la región ha caído, sí, pero no a niveles de 2014 ni de manera consecutiva desde entonces, como el caso de Bolivia.
Inversión Extranjera Directa en la región
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia (www.bcb.gob.bo)
Y al mismo tiempo también se dirá que justamente es por este motivo que los principales socios comerciales de Bolivia han devaluado sus propias monedas. ¿Acaso es que el mundo está esperando a que Bolivia devalúe su moneda para venir a invertir y finalmente hacerse rico? La inversión privada en los países vecinos invierten allí no porque porque devalúen sus monedas, sino a pesar de ello.
Veamos pues la evolución del tipo de cambio real multilateral. Si ha tenido variaciones negativas, quiere decir que la moneda nacional se ha ido apreciando respecto de las monedas de los principales socios comerciales, pero es importante observar que también se ha estabilizado. Ante la bservación surge entonces la pregunta, quienes defienden la idea de devaluar, ¿hasta qué punto piensan hacerlo exactamente?
Evolución del tipo de cambio real multilateral
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia (www.bcb.gob.bo)
¿Por qué es solamente una cuestión de tiempo? Porque lo que encarece la inversión en Bolivia no es la dificultad técnica o vluntad política del ente emisor para tener más liquidez a disposición del público, sino todos los demás factores, como el gasto excesivo, la dificultad para ahorrar e invertir, el régimen laboral y productivo cada vez más rígido, etc. todo aquello que realmente encarece la inversión antes de fijarse en el tipo de cambio fijo. En todo caso, ¿quién se fijaba en él hace cinco años, cuando el régimen laboral y productivo era relativamente menos caro? Mientras nada de esto cambie, es decir, mientras no se atraiga capital privado privado fresco, produzca nada, más aún para exportar, mayores son las probabilidades de que devalúen el boliviano sin saber a qué nos enfrentamos como consecuencia realmente.
Una vez más, no se necesita más bolivianos para gastar, sino cada vez más dólares para ahorrar e invertir, y conseguirlos por medio del endeudamiento con el exterior no sólo que tiene sus límites, sino que resulta más peligroso de lo que pdría aparentar; los dólares solamente se los consigue desde la atracción del capital privado en el exterior. Aunque la caída de las reservas haya encontrado estabilidad relativa, se lo hace con cargo al endeudamiento público externo e impuestos futuros.
El incremento simultáneo del endeudamiento público externo y la caída de la inversión extranjera siguen siendo elementos de mucha preocupación, porque el país no produce nada para honrar sus deudas y seguir solventando un crecimiento burbujístico y altamente subsidiado, caso contrario, la estabilización las reservas y de la apreciación cambiaria no serían solamente temporales. ¡Y ni siquiera hemos hablado del muy deteriorado sector fiscal, que hace aún más susceptible el autofinanciamiento gubernamental mediante devaluación!
Bien, si hasta aquí la cantidad de argumentos no resultan aún suficientes, todavía quedan más. Tal vez en una próxima oportunidad analicemos únicamente el efecto que una devaluación del boliviano tendría sobre el balance bancario y su forzoso nivel de bolivianización, situación que jamás se había dado, toda vez que el crecimiento significativo de la banca comercial en Bolivia se ha dado solamente entre los últimos diez o doce años, por lo que difícilmente se podría decir claramente que se tiene el control de la situación por la experiencia con situaciones tan complicadas como las de los 80 o fines de los 90.
Preliminar.