Entre enero y septiembre de 2017 la Tasa de Referencia (TRE) casi se duplicó, pasando de 1,83% a 3,35%. En 2018 la tasa sigue estando en un nivel elevado: 3,17% era la vigente hasta el 21 de marzo, y es la última que se ha publicado hasta el momento.
El expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Armando Méndez, explicó hace un tiempo que la TRE refleja el comportamiento del mercado, que en este caso “resulta del comportamiento de los depósitos del público”.
Según Méndez, “la dinámica de crecimiento de los créditos está más acelerado que la captación de los depósitos. Por tanto, la forma que tienen los bancos de equilibrar los ahorros con la colocación de créditos es la tasa de interés”
Coincide con esto el vocero de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Nelson Villalobos, quien señaló el año pasado que el incremento de esta tasa responde a una disminución de los depósitos en el sistema bancario.
“El movimiento de las tasas de interés responde a factores de oferta y demanda. En un contexto de menor crecimiento de los depósitos, varias entidades bancarias han tendido a incrementar sus tasas de interés pasivas para incrementar sus captaciones”, explicó Villalobos.
En síntesis, la TRE busca de poner en equilibrio la cartera de créditos y la captación de ahorros. Debido a que en los últimos años la cartera de créditos ha estado creciendo más que los depósitos del público, se ha incrementado la TRE para atraer más depósitos y al mismo tiempo encarecer los créditos, especialmente los que no son regulados.
Depósitos y cartera
En octubre de 2017, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi) informaba que los depósitos del público en el sistema financiero alcanzaron los Bs. 154.657 millones, lo que representa un incremento del 7,86% en comparación a los Bs. 143.382 millones que registró en septiembre de 2016.
Por su parte, la cartera de créditos elevó su monto a Bs. 147.860 millones, que significa un aumento del 16,74% respecto a los 126.655 millones registrados en septiembre de 2016.
Como se ve, la cartera de créditos estuvo creciendo a más del doble que los depósitos del público. De mantenerse esa tendencia, eventualmente los bancos podrían llegar a prestar más dinero que el que efectivamente tienen depositado.
Sin embargo, los depósitos siguen siendo mayores a la cartera, y desde el año pasado el ritmo de crecimiento de ambos indicadores ha tendido a igualarse, aunque la cartera de créditos sigue creciendo a mayor velocidad que los depósitos.
Según datos también de la Asfi, entre enero de 2017 y enero de 2018, la cartera creció en 12,68%, claramente menos que lo registrado anteriormente. Asimismo, los depósitos crecieron en 9,88% en el mismo periodo, que implica un crecimiento mayor al registrado entre 2016 y 2017.
Con ello, la brecha entre créditos y depósitos ya no se está cerrando tan rápidamente. Este efecto coincide justamente con el aumento de la TRE desde el año pasado. Los depósitos están aumentando levemente, y los créditos crecen un poco menos.
Al 31 de enero de 2018, los depósitos superaron los Bs. 161.375 millones, mientras que la cartera de créditos superó los 152.570 millones.
Llama la atención, sin embargo, que después de constantes asensos desde 2005, los depósitos cayeron desde diciembre de 2017, cuando se situaron en Bs. 162.652 millones (el máximo histórico de depósitos en Bolivia), a los 161.375 millones actuales.
Mora en crecimiento
La Asfi da cuenta que, desde diciembre de 2005 hasta diciembre de 2012, la mora en el sistema de intermediación financiera de Bolivia bajó considerablemente, desde el 10,1% hasta el 1,5%.
Entre 2012 y 2015 el índice de mora se mantuvo prácticamente constante en alrededor del 1,5%. Sin embargo, desde 2016 se comienza a registrar aumentos: 1,6% a diciembre de 2016, 1,7% a diciembre de 2017, y 2% a febrero de 2018.
Este último es el incremento más fuerte de los últimos tiempos, ya que implica un aumento del 9,9% en relación al mes anterior, enero.
Análisis: ¿iliquidez y riesgo sistémico?
El economista Mauricio Ríos García, considera que el sostenido y elevado nivel de la TRE “es casi un reflejo de la mora y el riesgo, que se están incrementando. Quiere decir dos cosas: que el sistema se está quedando sin liquidez y que el mercado además está percibiendo riesgo sistémico, básicamente”.
Recordando la disminución del encaje legal en mayo de 2017 (que buscaba dotar de mayor liquidez al sistema financiero), el experto predijo que en el corto plazo funcionaría, pero que luego agravaría el problema. “Y tal cual. Puedes llevar al caballo hasta el río, pero no obligarlo a tomar agua; incrementar la liquidez es solamente comprar tiempo”.
En este sentido, la liquidez tiene que provenir del exterior, en forma de dólares. O sea de las exportaciones (duramente golpeadas por la caída de los precios hidrocarburíferos), de los préstamos (que están en alarmante crecimiento), o de la inversión extranjera directa.
“La TRE refleja la iliquidez, que es también un síntoma. Si el incremento de la TRE no fuera sostenido, lo del encaje sería cosa del pasado”, sentencia.
Por tanto, el incremento sostenido de la TRE “está anticipando un riesgo sistémico traducido en primero falta de liquidez en el sistema financiero, y luego que la desaceleración le está pegando al sistema bancario y ya no sólo el financiero. Todo eso tiene que traducirse necesariamente en incremento de las tasas qué estén artificialmente más bajas”.
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