Los inversores necesitan siempre un marco de referencia para tomar decisiones: ¿comprar pensando que el Coronavirus pasará pronto, o vender si se extiende? Nadie sabe si estas históricas caídas en bolsa representan el inicio de un cambio de tendencia. Tratar de descubrirlo o tratar de adivinar lo que va a suceder a futuro en términos de días o semanas, es pensar como un trader de muy corto plazo, y lograrlo es demasiado difícil y arriesgado, o simplemente imposible.
En cambio, lo que un inversor haría es observar el precio actual de determinado activo y compararlo con el valor de largo plazo que piensa que tiene. Sin embargo, cuando el mercado entra en pánico como con el Coronavirus y el desplome del petróleo y las bolsas mundiales, todos quienes estuvieron manteniendo posiciones en empresas típicamente cíclicas como banca, construcción, transporte o productoras de commodities, se apresuran en venderlo todo, incluso todo aquello que no sería recomendable vender; ese es el momento para que quienes supieron esperar aprovechen las gangas de acciones de empresas de calidad exageradamente castigadas.
¿Cómo sé que no seguirá cayendo o que lo que estoy comprando va a garantizar el incremento del valor de sus acciones conforme pasa el tiempo? Pues el mejor momento posible para comprar algo por menos de lo que vale es cuando los mercados han tocado fondo, o el día anterior en que empiezan subir, es decir, solamente es posible saberlo en retrospectiva; no existe garantía para que las nuevas compras, por mucha calidad o capacidad de generar valor a largo plazo que tengan, no vayan a caer todavía más y se conviertan en falling knives, pero hay que considerar determinado margen de maniobra para aguantar caídas cuando existe convicción con la tesis de inversión inicial.
- Balance saneado
- Poca deuda
- Calidad de activos
- Alto flujo de caja libre
- Economías de escala
- Equipo gestor con skin in the game
- Marcadas ventajas competitivas
Ahora bien, comprar comprar empresas razonables a un precio excelente o comprarlas simplemente por menos de lo que valen, se ha ido haciendo cada vez más difícil porque el contexto de esta estrategia iniciada ya por Benjamin Graham en los 30 y 40, ha cambiado radicalmente. Hoy en día el entorno se ha hecho tanto más competitivo, sobre todo con los gigantescos avances tecnológicos, que lo que se requiere es comprar empresas excelentes a un precio justo.
En este sentido, Bill Gates tiene una máxima magnífica: “los negocios van a cambiar más en los próximos 10 años que en los últimos 50.” Quiere decir que hay definitivamente un mundo de oportunidades en la más avanzada tecnología con las FAANG y Tencent, Naspers o Boston Dynamics, y los desarrollos con inteligencia artificial, machine learning, blockchain, realidad aumentada y demás, y para esto el gran desafío estriba en primero saber reconocer que nos encontramos en pleno cambio de paradigma y luego tratar de predecir la economía de los próximos 5 años como mínimo.
Por ejemplo, resulta muy difícil saber cómo será exactamente el mundo de la banca privada y comercial, así como el asesoramiento financiero, si la inversión tendrá más de ciencia que de arte con la inversión pasiva y los ETFs, los robo-advisors, las transacciones peer-to-peer y demás, pero al menos está claro que está cambiando radicalmente, y nadie sabe qué dejará atrás y qué potenciará hacia adelante exactamente una crisis tan severa como la del Coronavirus.
Si el objetivo es invertir de la manera no sólo más rentable sino también más segura posible, lo recomendable es invertir con suficiente cautela y abundante análisis de acciones de empresas de calidad y con fundamento growth, siempre por menos de lo que valen o al menos a un precio justo si se trata de empresas de excelentes cualidades, y en su debido contexto. Esta es la apuesta.