Una de las grandes incógnitas que Bolivia está debatiendo desde la victoria del MAS en las elecciones es si persistirá o no el sistema autoritario que tuvimos durante los 15 años de Evo Morales en el poder.
Desde su triunfo –y ante las preguntas de los distintos medios de comunicación– Arce Catacora ha asegurado que el expresidente no formará parte de su gobierno, aunque le reserva un espacio como colaborador.
Evo Morales ha dicho que quiere retornar al país para dedicarse a la piscicultura. De igual manera, el exvicepresidente Álvaro García Linera sostuvo que ya en 2016 se había negado a participar en las elecciones de 2019, y que ahora piensa dedicarse a la formación política de las nuevas generaciones. Además, algunos ex ministros de Morales han afirmado que se dedicarán a cuidar de sus familias.
Sin embargo, el escepticismo de la población se manifiesta con la exigencia de una auditoría a las recientes elecciones. Esta solicitud llega tras encontrarse numerosas irregularidades, aunque todavía sin que se pueda afirmar categóricamente que se ha consumado nuevamente un fraude.
Mientras algunos exigen la anulación de los comicios, hay quienes han tocado las puertas de la 8ª División de las Fuerzas Armadas en Santa Cruz pidiendo un golpe de estado para evitar el retorno del MAS al poder.
Al menos por ahora, el escepticismo y los temores sobre las declaraciones de las ex autoridades está justificado, pues no es la primera ni la segunda vez que Evo Morales ha dicho algo similar.
Ya en febrero de 2016 sostuvo que se iría a su chaco, y luego del referéndum del mismo año –que le impidió modificar la Constitución Política del Estado para presentarse nuevamente a elecciones y así extender el tiempo de su ejercicio del poder– sostuvo:
“…Aunque algunos medios de comunicación dijeron que Evo no está preparado para volver a su chaco, si no estoy preparado, tengo tres años para prepararme y volver a mi chaco. Que no se preocupe la oposición de ese tema”.
Pese a esas declaraciones Morales, García Linera y sus ministros más cercanos decidieron participar del fraude en octubre de 2019.
Un mal comienzo
Tan solo una semana después de su triunfo, el MAS ha echado por tierra el discurso conciliador con el que Arce Catacora aceptó los resultados electorales.
Los asambleístas salientes del Movimiento al Socialismo, bajo el liderazgo de Eva Copa, han decidido modificar el reglamento tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores para que al gobierno de Arce Catacora le baste mayoría simple para aprobar cualquier iniciativa parlamentaria.
Para mayor inri, han pasado ya 48 horas desde dichas modificaciones en la Asamblea y Arce Catacora no se ha pronunciado al respecto, perdiendo la oportunidad de cambiar el rumbo de su gobierno con respecto al régimen de Evo Morales.
La continuidad es el temor de una porción importante del país que ya empieza a manifestarse en las calles –cada vez con mayor contundencia–, organizando vigilias y distintas manifestaciones pacíficas.
Lo relatado es un muy mal comienzo para lo que debería ser un nuevo período democrático en el país. A diferencia de eventos similares en 2006, cuando se celebraba la Asamblea Constituyente y el Movimiento al Socialismo pretendía lo mismo –aprobar leyes para la actual CPE con mayoría absoluta – Bolivia se enfrenta hoy a una tormenta económica que necesitará no sólo de gobernabilidad, sino del esfuerzo y entendimiento del conjunto de la ciudadanía respecto de lo que se puede y no se puede hacer, de lo que se debe y no se debe hacer.