Luis Alberto Arce Catacora ha decidido que su primer viaje oficial desde que asumió el cargo en noviembre de 2020, sea a México y lo ha realizado esta semana. Lo ha hecho para reunirse con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para participar en una celebración por el bicentenario de la Independencia de México, y para recibir honores del Senado de mexicano.
Pero además ha marcado una agenda paralela extensa. Arce Catacora y López Obrador trataron temas como la pandemia del Covid-19, cooperación técnica, científica y consular, comercio e inversiones y un fortalecimiento de intercambios culturales entre México y Bolivia.
También habrían conversado sobre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para la región, y sobre el rol que la Organización de Estados Americanos (OEA), habría tenido en la renuncia de Evo Morales en 2019, según Arce.
Al menos eso es lo que afirman distintos medios de comunicación, como la Agencia EFE.
Sin embargo, la primera interpretación sobre el propósito de dicho viaje podría ser, en realidad, el de retribuir varios favores políticos, a la vez que el de seguir construyendo el relato del “golpe” en la opinión ya no sólo nacional, sino también internacional.
Al respecto, y a manera de hacer memoria, Evo Morales emprendió vuelo desde el Chapare hacia México inmediatamente después de su renuncia, junto a su vicepresidente Álvaro García Linera y su ex ministra Gabriela Montaño, en un avión privado enviado directamente por el gobierno mexicano.
A su llegada, Morales fue recibido en persona por su canciller Marcelo Ebrard, y lo refugió en una mansión de $8 millones en el barrio de La Herradura, con 13 guardaespaldas fuertemente armados y dos vagonetas blindadas a su disposición, le otorgó la posibilidad de asistir a los restaurantes más lujosos y le destinó un sueldo de $8.224 al mes. Todo con fondos de los contribuyentes mexicanos.
En este sentido, un elemento importante a destacar del refugio a Morales, es el hecho de que México lo hizo violando protocolos internacionales de asilo permitiéndole no sólo manifestarse políticamente, sino además incitar a allegados al Movimiento al Socialismo a armar revueltas violentas en Bolivia.
Por si fuera poco, México también otorgó refugio a alrededor de 10 ex ministros y colaboradores del gobierno de Morales que estuvieron directamente implicados en el operativo del fraude, en la residencia de la Embajada de México en La Paz, -de la cual se derivó un importante incidente diplomático con el gobierno de España por la intervención fallida de seis agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía española- durante casi un año continuo.
Ahora bien, entre los anuncios de Arce Catacora a su retorno a Bolivia, se destaca el acuerdo de no exigir a ciudadanos bolivianos una visa de ingreso a México, lo cual facilita, entre otras cosas importantes, un mayor intercambio comercial y, a su vez, una más rápida y mejor recuperación económica.
Sin embargo, si acaso hubiera algún elemento más para reconocer como pequeño acierto, toda la visita ha sido fuertemente marcada por un notable exabrupto que definitivamente avergüenza al conjunto de la ciudadanía boliviana: Arce Catacora ha acusado a Tesla y su director ejecutivo, Elon Musk, de haber estado detrás del supuesto golpe de Estado de 2019, pues habría estado interesado en hacerse el litio del Salar de Uyuni para fabricar las baterías con las que alimenta sus autos eléctricos.
En este relato, Arce Catacora y su gobierno se fundan en un breve intercambio de mensajes de Elon Musk (que luego borró) con otro usuario en Twitter en julio de 2020, y que se traduce de la siguiente manera:
– Otro paquete de estímulo del gobierno no está en el mejor interés de la gente en mi opinión.
– ¿Sabes qué no era lo mejor para la gente? El gobierno de Estados Unidos está organizando un golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia para que pudieras obtener el litio allí.
– ¡Golpearemos a quien queramos! Supéralo. Además, conseguimos nuestro litio de Australia.
Desde luego, estas afirmaciones no ayudan en absoluto al debilitado gobierno de Arce Catacora y el Movimiento al Socialismo, pues, entre otros aspectos, le ha sido muy difícil cumplir con las expectativas del 55% del electorado en las elecciones de 2020, y transmitir confianza en el público respecto de la capacidad que tendría para encarar la crisis tanto de la pandemia como de la economía, pues no se conoce un plan de vacunación concreto, y las pocas medidas económicas han sido aisladas y pasajeras, cuando no improvisadas.
Y para mayor colmo, ha iniciado una persecución política intensa inmediatamente después de las elecciones departamentales y municipales -donde probablemente hubieran querido resultados más favorables-, y muy focalizada en la expresidenta Jeanine Áñez, algunos de sus colaboradores más cercanos en su gobierno, así como distintos policías y militares, que incluyen detenciones ilegales y el atropello a derechos fundamentales.
Como ejemplo de la falta de causas para acusar a Áñez y sus colaboradores no es necesario remitirse al absurdo de un par de tweets del sarcasmo de Elon Musk, sino al hecho de que se le haya negado a la expresidenta el traslado a un hospital ante un riesgo de derrame cerebral.
Más aún, Antonio Núñez, hijo de 21 años de Yerko Núñez, exministro de la presidencia de Áñez, quien también está siendo perseguido por el gobierno de Arce, fue detenido sin orden de aprehensión mientras almorzaba junto con su novia en un restaurante. Mientras estuvo detenido durante aproximadamente 10 horas, le robaron su teléfono celular e interrogaron sobre el paradero de su padre.
Pues para justificar esta serie de atropellos, Arce afirmó recientemente:
Yo no soy constitucionalista, soy economista. A mí, particularmente, como a muchos, nos han hecho creer que (la administración de Áñez) era un gobierno transitorio constitucional.
Ante todo esto, cabe preguntarse entonces: ¿cuáles serán las cualidades profesionales con las que el presidente Arce debe contar para calificar los tweets de Elon Musk como la prueba más fehaciente de que lo que sucedió entre octubre y noviembre de 2019 no fue un fraude -reconocido formalmente por su partido en el parlamento, por el mismo Tribunal Constitucional que el propio Morales designó deliberadamente, la OEA y distintos organismos internacionales- realmente fue un golpe de Estado perpetrado por Tesla en busca de litio?
Artículo originalmente publicado en La Gaceta de la Iberosfera, el lunes 29 de marzo de 2021.