No podía ser de otra manera. No puede ser sorpresa para nadie. La elección de un nuevo Defensor del Pueblo en Bolivia ilustra la anomia absoluta del país desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) alcanzó el poder en 2006.
Anomia es una palabra utilizada por la sociología para describir de manera muy sencilla el desorden absoluto en una sociedad, la carencia o debilidad de las instituciones que entorpecen la convivencia, que lesiona las relaciones e interacciones pacíficas entre individuos, la pérdida de todo valor normativo del cuerpo social.
Pues el turno de los espectáculos circenses que el MAS está acostumbrado a montar para el público lo tiene la Defensoría del Pueblo, una institución creada durante la “malvada era neoliberal” de los años 90. La elección de su nuevo titular en estos días próximos se ha convertido en un vergonzoso bochinche que solamente favorece al régimen del MAS.
Este viernes es el último día para que los candidatos a Defensor del Pueblo presenten sus credenciales ante la Asamblea Legislativa. Hasta este jueves se registraron más de 30 candidaturas, entre las que se identifican muchos personajes sumamente variopintos.
Por ejemplo, entre los candidatos que más ha llamado la atención, sobre todo por la falta de seriedad -y más aún la falta de credenciales para siquiera atreverse a presentarse- está Ramiro Sanjinés, un teólogo, dirigente estudiantil de Historia, bartender y gastrónomo.
Sanjinés ha afirmado que su objetivo es “promover la unidad en el país por encima de los discursos de ‘fraude’ o ‘golpe’”. Además, asegura ser la mejor opción porque es “la persona más feliz y tranquila, porque tiene “la paciencia más grande del mundo”, porque ha “armado rompecabezas de 33.600 piezas”, porque es “el hombre puzle”.
Otro caso vergonzoso es el de Cyborg Kanashiro Bronnkss, un personaje que se denomina a sí mismo como «soldado universal indígena», y que presentó sus credenciales con una mascarilla vegetal-animal, y sobre la que ha explicado: «Este es plasma animal y vegetal, como una máscara para poder irradiar. ¿Has visto llover esta mañana? Ya, nosotros podemos manejar tormentas. Él me estimularía a base de esta plasma y utilizaría cromosomas e irradiaría».
Otro personaje controvertido es el de María Galindo. Aunque no ha confirmado aún que presentará su candidatura, ha prometido una sorpresa muy probablemente con ese objetivo para cualquier momento hasta este viernes.
Galindo es una polémica activista del feminismo de extrema izquierda, conocida por vestir de manera extravagante, con la mitad de la cabeza afeitada y excesivo maquillaje; por boicotear concursos de belleza; por escribir grafitis en las paredes de la ciudad con la firma de “Mujeres Creando”, o manchar con sangre animal las fachadas de casas de autoridades de Estado, entre un largo etcétera.
Aunque probablemente sea mayor la cantidad de gente que ya se ha olvidado del hecho, Galindo protagonizó una polémica con el diario Página Siete porque tenía un espacio fijo en la sección de columnistas durante años. La polémica surgió cuando el diario decidió terminar con ese vínculo específico debido a que la activista escribió una columna denigrando a la entonces presidenta Jeanine Áñez a muy pocos días de haber asumido el mandato por sucesión constitucional.
Galindo no ha reparado en sus agravios contra Áñez, y mucho menos se le ha ocurrido salir en su defensa ante un encarcelamiento ilegal y una serie de acusaciones sin fundamento ni pruebas. Pero aun así no es poca la gente, empezando por los simpatizantes del MAS -y de manera más específica el exvicepresidente García Linera-, que pujan por su candidatura, aunque todavía no la haya formalizado.
Sin duda alguna, el caso más condenable es el de Lidia Patty, ex diputada del MAS que se ha convertido en la principal querellante contra la expresidenta Jeanine Áñez, que ha provocado su encarcelamiento durante más de un año, violando sus derechos fundamentales y sometiéndola a las más duras torturas psicológicas que probablemente la propia Patty no aguantaría.
Como afirmamos en una anterior oportunidad, lo más probable es que Nadia Cruz, la actual defensora, sea ratificada en el cargo, donde guarda interinato durante ya casi cuatro años, contrariamente a lo que de manera específica establece la norma.
Cruz ha guardado silencio cómplice en favor del MAS en al menos 10 hechos fundamentales. De más está mencionar el caso de la expresidenta Áñez, pero entre ellos está, por ejemplo, el bloqueo de carreteras por organizaciones del MAS que provocaron fallecimiento de más de 40 personas que estaban en terapia intensiva y esperaban la llegada de oxígeno de otras ciudades; y el último, sobre la vandalización del edificio de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb) en La Paz, y los mensajes permanentes de amenaza contra Amparo Carvajal, su presidenta.
Nuevamente, es imposible construir expectativas sobre un mejor futuro para la defensa de los Derechos Humanos en Bolivia, siendo que la Defensoría del Pueblo es una más de las muchas instituciones que el socialismo se ha encargado de destruir por dentro para seguir sometiendo a la ciudadanía a sus dictámenes.
Columna originamente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 1 de abril de 2022.
El MAS utiliza la Defensoría del Pueblo como un mecanismo para oprimir a los bolivianos