La inflación parece comenzar a ceder terreno, pues no se había visto una caída tan fuerte de la misma en dos meses consecutivos desde hace 70 años. Esto tiene sentido si se observa la francamente impresionante manera en que ha caído el agregado monetario M2, concretamente desde febrero de 2021 (la inflación es siempre un fenómeno monetario).
Si esto es así, nos estamos acercando cada vez más al pico de las tasas de interés, y por tanto, también se acerca cada vez más el pivot, el punto de inflexión, el momento en que la Fed se vea obligada, nuevamente, a recortar tasas de interés, y cuando lo haga podría haber menos oportunidades en el growth y más en el value. En ese momento la preguna ya no será cuándo llegará el pico, sino cuál será el suelo de las tasas de interés y cuándo llegará.
No obstante, mientras esto no esté suficientemente claro, lo cierto es que la curva de rendimiento de 2 a 10 años permanece marcadamente invertida, indicando una inevitable recesión en EEUU durante lo que resta de 2023, y si alguien se pregunta por qué los mercados siguen subiendo si la recesión está asegurada, sucede que los mercados están tratando de entender primero hacia dónde van la inflación y las tasas de interés.
Mientras esto termina de aclararse, hay que tomar decisiones. Si bien el mejor momento para subirse al tren alcista de los mercados ya ha pasado entre finales de 2022 y el primer trimestre de 2023, todavía existe margen para entrar al mercado y aprovechar lo que resta del alza, dado que se ha confirmado hace poco el inicio del bull market sostenido fundamentalmente por la innovación de la Inteligencia Artificial, indistintamente de que pueda durar relativamente poco.
Más aún, mientras se mantiene cautela sobre este desenlace de cuándo llegará la recesión, si hay certeza sobre el control de la inflación y, por tanto, del nivel de las tasas de interés, se observa una ligera caída en el precio del oro en favor del dólar, debido al proceso desinflacionario en curso, lo cual supone oportunidades de compra del metal amarillo, porque no hay manera de que la deuda mundial no sea refinanciada si no es por medio de la inflación.
En otras palabras, nuestra apuesta, así como lo ha sido desde hace ya un par de años, es que tendremos niveles similares de inflación que los actuales durante mucho más tiempo (no solo tiene que seguir cayendo M2), y un crecimiento demasiado bajo durante demasiado tiempo, cuando no un cuadro de estanflación, pero esto no quita que existan oportunidades para aprovechar.
Extracto de la entrega semanal de Macro Alertness.
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