Javier Milei arrasó el domingo pasado en la segunda vuelta de las elecciones en Argentina, marcando un extraordinario hito. Ha obtenido una cantidad de votos que lo ubica como el cuarto presidente más votado de la historia de su país, superando incluso a Cristina Fernández de Kirchner en 2011, pero más aun definiéndose como el primer presidente liberal-libertario de la historia en una carrera meteórica de apenas tres años desde que decidió aventurarse en la política y se convirtió en diputado nacional por primera vez en 2021 como un extraño.
Sin embargo, llama la atención que semejante hecho histórico haya generado tan poco eco en los medios tradicionales de comunicación en Bolivia, y no más que algún que otro mensaje corto en redes sociales de algunos de los políticos también tradicionales, aunque es preferible ante la demagogia y el oportunismo que siempre suscita todo sismo político.
Por eso vale destacar los elementos más importantes para Bolivia sobre lo que será el Gobierno de Javier Milei en Argentina a partir del 10 de diciembre.
Seguridad y defensa: el factor Irán
Primero que nada, a Bolivia le interesa lo que suceda en Argentina a partir del momento en que Milei y su equipo se constituyan en Gobierno, no sólo por lo que vaya a suceder con su economía, de la que por supuesto luego hablaremos, sino porque mientras ha pertenecido al Socialismo del Siglo XXI, Argentina se ha convertido en un problema de seguridad y defensa permanente para la región, pues las dictaduras comunistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua guardan una estrecha relación estratégica con Rusia y China, pero sobre todo con la dictadura militar teocrática de Irán.
Entre varios otros aspectos, solamente es cuestión de recordar lo que sucedió a mediados de 2022 con el avión venezolano-iraní de la empresa fantasma Emtrasur creada por Nicolás Maduro en 2020, que había sido retenido en Ezeiza con 19 tripulantes a bordo tras violar varias normas aeronáuticas internacionales, y que se presumía que era parte de una acción militar encubierta orientada a la fabricación de drones militares para Venezuela.
Casualmente, un año más tarde, a finales de junio de 2023 el régimen de Luis Arce Catacora anunció un acuerdo firmado recientemente con la República Islámica de Irán; justamente entre sus ministros de Defensa, el boliviano Edmundo Novillo y el iraní Mohammad Reza Ashtiani. No se conocieron detalles sobre los acuerdos, pero el iraní afirmó que «los países de América del Sur tienen un lugar especial en la política exterior y de defensa de Irán debido a ubicarse en una zona muy sensible».
De hecho, ante la dificultad de poder disimular, el gobierno de Alberto Fernández mostró su inquietud a nivel diplomático por los acuerdos boliviano-iraníes, dado que Irán arrastra un serio conflicto por las investigaciones sobre el atentado terrorista a la mutual judía de la AMIA en 1994, donde murieron 85 personas, 8 bolivianos entre ellos. Motivo por el que, en 2015, además, murió el fiscal Alberto Nisman, un día antes en que realizaría una acusación formal contra Cristina Fernández de Kirchner con nuevas pruebas luego de una extensa y rigurosa investigación.
Pero la relación boliviano-iraní no comienza hace apenas un año, sino al menos desde 2008, y entre 2007 y 2012 Mahmud Ahmadineyad visitó Bolivia tres veces, reafirmando la cooperación mutua entre Irán y Bolivia en varios ámbitos, sobre todo el militar.
Litio, gas y dolarización
Recién en segundo lugar está la economía, aunque es lo que, sin duda alguna, más aqueja ahora mismo a los argentinos. A Bolivia le interesa lo que vaya a suceder fundamentalmente en materia energética y más aún con la inflación a corto plazo y el plan de dolarización a medio plazo.
Lo que más tendría que preocupar al Estado Plurinacional en la materia, además porque también está directamente vinculado al problema anterior de seguridad y defensa, pero también en materia económica, está el negocio del litio, que en mucho menor tiempo ha sido desarrollado por los argentinos dejando a Bolivia, que tiene una mayor cantidad de yacimientos, muy retrasada o incluso fuera del negocio, aunque entre las causas del fracaso boliviano también haya jugado un rol preponderante la corrupción, la ineptitud y el propio modelo basado en el control estatal y nulas garantías jurídicas.
Igualmente, el negocio de la exportación de gas de Bolivia a Argentina llega muy pronto a su fin no solo porque la capacidad de producción del Estado Plurinacional viene deteriorándose a pasos cada vez más acelerados, sino que importa cada vez más gasolina y diésel de los argentinos, y porque, si acaso todo lo demás fuera poco hasta aquí, Argentina tiene Vaca Muerta, con un potencial exportador tan grande que los ductos bolivianos ya no servirían para exportar sino para importar gas, y para que sea trasladado también a Brasil. De hecho, apenas se mencionó la posibilidad de que la estatal argentina YPF fuera privatizada, solamente el lunes su cotización se disparó más de un 40% en bolsa.
Finalmente, ante la crónica inflación anual que lleva Argentina, actualmente en el 142,7% y que podría alcanzar fácilmente el 200% al cierre de 2023, el plan de dolarizar la economía argentina que ha presentado Javier Milei se traduce, antes que nada, en un desafío todavía más grande que el que tiene actualmente, que es muy similar al argentino: así como Argentina, Bolivia necesita dólares de manera desesperada ya ni siquiera para que el Banco Central cumpla con su rol de Prestamista de Última Instancia ante cualquier eventualidad en el sistema bancario y financiero como el de inicios de año con el Banco Fassil, sino ya incluso para importar combustibles y encarar así la persistente escasez de combustibles.
Argentina también necesita dólares desesperadamente para cerrar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el de mercado, pero más aún para cuando sea implementado el plan de dolarización, pues implica utilizar dólares para recoger y sustituir todos los pesos sin respaldo que el BCRA ha emitido para financiar su monstruoso déficit fiscal. Es decir, Argentina va a convertirse en una auténtica aspiradora de dólares conforme se incremente su tasa de inflación, y más aún cuando se vaya implementando la dolarización.
Ante tal escenario, Bolivia se va a ver forzada a aplicar medidas mucho más decididas y ambiciosas que las que ha tomado hasta el momento frente a la escasez de combustibles y dólares. Caso contrario, la crisis económica va a precipitarse a un punto que podría ser inasumible por los actuales responsables.
El desafío de la gobernabilidad
Finalmente, un factor igualmente importante será el de la gobernabilidad. De nuevo, a quienes menos les gusta la idea de que las fichas hayan comenzado a moverse tanto en el tablero geopolítico global es a los del club del Socialismo del Siglo XXI y sus amigos. De hecho, Lula da Silva financió parte de la campaña de Sergio Massa e incluso le envió estrategas para colaborar, y Pedro Sánchez, hoy en franco ataque socialista a la democracia, el Estado de Derecho y la libertad en España, se pronunció al menos en dos oportunidades en favor del candidato del kirchnerismo antes de las elecciones.
Al mismo tiempo, Milei tiene un apoyo muy escaso en el Legislativo. En una cámara compuesta por 257 diputados, su partido cuenta únicamente con 38 representantes. Asimismo, de los 72 senadores, tan solo siete pertenecen a su formación política. Incluso considerando la posible coalición, no se alcanza la mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado. A pesar de contar con un mandato popular, Milei se enfrenta al desafío de impulsar su agenda, siendo prácticamente un hecho que la oposición obstaculizará sus propuestas durante toda la legislatura, con lo cual, muchas de las propuestas liberalizadoras más ambiciosas no podrán ser aplicadas.
No obstante, si acaso Milei logra cumplir con una sola de todas sus propuestas, esa debe ser la dolarización, dado que se trata de una medida liberalizadora tan potente y de tanto extracto liberal, que todo lo demás, que no es poco, puede esperar.
Por si fuera poco, Milei tiene claro que toda la masa de quienes reciben las prebendas del kirchnerismo, que es enorme, se volcará a las calles en cuanto le sea posible para tratar de derrocarlo de la misma forma que trataron de hacerlo con Mauricio Macri cuando fue presidente, con Sebastián Piñera en su segundo mandato en Chile, con Lenín Moreno y luego Guillermo Lasso en Ecuador, con Iván Duque en Colombia y Jeanine Áñez en Bolivia. Lo tiene tan asimilado que en cuanto le preguntaron sobre el asunto, solamente respondió de la manera en que se podía esperar: «Aplicando la ley».
No habrá que olvidar, pues, que ha existido una estrecha cooperación extraoficial entre los gobiernos kirchneristas argentinos y del Movimiento al Socialismo en Bolivia, como cuando Evo Morales fue acogido en calidad de refugiado en Argentina por el gobierno de Alberto Fernández, cuando en realidad había huido de la justicia boliviana por haber cometido un monumental fraude electoral sobre el que la Organización de Estados Americanos (OEA) hizo un impecable informe, por haber abandonado sus funciones a finales de 2019 y haber ordenado el cerco de ciudades para dejarlas sin alimento.
Finalmente, no cabe sino felicitar a Javier Milei por tan apoteósica defensa de la libertad y la democracia no sólo en favor de los argentinos, sino de todo el hemisferio occidental, que tanta falta le hace volver a la senda de la defensa de los valores que lo han convertido en todo lo que todavía es, y desearle la mayor fortaleza para mantenerse en sus más profundas convicciones.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 24 de noviembre de 2023.