Divergencias en el crecimiento global, optimismo en mercados

Perspectivas sobre la economía global

El año 2024 ha comenzado con marcadas divergencias en las grandes áreas económicas, estableciendo un escenario en el que la desaceleración global es palpable pero no uniforme. Estados Unidos mantiene su vigor impulsado por el sector tecnológico, mientras que la Eurozona experimenta un débil crecimiento y China enfrenta incertidumbres crecientes sobre su recuperación.

A nivel global, las previsiones para el crecimiento del PIB en 2024 oscilan alrededor del 2%, según organizaciones oficiales y privadas. En las economías desarrolladas, se espera un crecimiento del 1,2% en Estados Unidos, una expansión limitada con un crecimiento apenas del 0,5% en la Eurozona y un 0,4% en el Reino Unido.

Las economías emergentes, por su parte, muestran un impulso más significativo, liderado por India con un proyectado 7% de crecimiento, seguido por Vietnam (6,4%) y China (4,5%). Brasil y México se proyectan con crecimientos del 1,5% y 2,2%, respectivamente.

Un elemento destacado es la baja expansión en Europa que comentamos antes, pero protagonizada por una recesión técnica en Alemania, afecta principalmente por el debilitamiento del sector industrial. La economía española, sin embargo, muestra un crecimiento por encima de la media europea, aunque con mucho por cuestionar también. La desaceleración se ha logrado a través de la combinación de una política monetaria restrictiva (tipos de interés) y una política fiscal expansiva (gasto público).

En cuanto a la inflación, los buenos datos en Estados Unidos y la Eurozona en los últimos tres meses han consolidado la percepción de que la inflación está bajo control, y más aún en la inflación subyacente, reflejándose en los precios de la mayoría de los activos y anticipando un escenario de “aterrizaje suave”, pero nada está garantizado todavía.

Renta variable: perspectivas positivas con cautela

El mercado de renta variable, en particular las acciones estadounidenses, cerró enero con un retorno del casi 2%, marcando un comienzo positivo para el año. Históricamente, años con eneros positivos han registrado repuntes significativos, aunque se advierte cautela ante posibles correcciones si se retrasan las esperadas bajadas de tipos por parte de los Bancos Centrales.

La visión general para 2024 sugiere la posibilidad de generar beneficios en los mercados de renta variable globales. A pesar de los desafíos de valoración y prima de riesgo en el mercado de valores de Estados Unidos, algunos índices muestran niveles atractivos de primas de riesgo, haciendo el año propicio para la gestión activa.

Los mercados, cautela frente a los bancos centrales

El optimismo en los mercados se ha mantenido gracias a buenos datos macro al cierre del año pasado, que han impulsado fuertes subidas ante la expectativa de bajadas de tipos durante 2024, cuyo calendario está aún por confirmar. Las primeras publicaciones de beneficios empresariales del ejercicio 2023 señalan un mantenimiento del crecimiento, aunque con divergencias por sectores y compañías.

Cualquier retraso en las esperadas bajadas de tasas de los bancos centrales (presumiblemente en marzo comenzando por la Fed) podría provocar correcciones en los precios de acciones y, especialmente, en los títulos de deuda. Los rendimientos de los bonos del tesoro estadounidense han repuntado, indicando una subida en los rendimientos y una caída en los precios.

Conclusiones

La fulminante recuperación de las cotizaciones bursátiles en 2023 ha llevado a algunas gestoras de fondos a reorganizar sus carteras, aumentando la presencia de la renta fija, que sigue atrayendo la mayor parte del flujo inversor. La cautela no deriva tanto de una valoración excesiva, sino de los variados e impredecibles riesgos globales, especialmente de origen geopolítico.

En este compás de espera, la selección de activos de calidad, especialmente en la renta variable de largo plazo, se presenta como una estrategia segura. La diversificación de los plazos de vencimiento es recomendada en la renta fija, y la prudencia aconseja no sumergirse completamente en riesgo de crédito sin asegurarse de haber superado definitivamente el riesgo de recesión. En definitiva, 2024 se vislumbra como un año con oportunidades, pero la cautela sigue siendo la palabra clave en un escenario global incierto.