Yunus en Bolivia, aquel lobo en piel de cordero

De repente había surgido un capitalismo bueno, aquel del que no se aprovecha de los pobres, por fin un banquero sensible sobre la tierra que pensaba primero en los pobres antes de sacar tajada propia, al fin un alma piadosa les había dado una oportunidad a los pobres de que pueden pagar sus deudas sin presentar garantía previa alguna. Durante años vino dejando al mundo atónito con una nueva forma de hacer negocios que superaba toda teoría científico-económica, tanto que ni siquiera le valió el Nobel de Economía, sino el de la Paz en 2006, porque la economía no tiene absolutamente nada que ver con el proceso de interacción y cooperación social espontanea, evolutiva y voluntaria del mercado del que no se había hablado nunca.

Yo también fui timado hace algunos años con su Hacia un mundo son pobreza, cuando leía que “Un mundo sin pobreza es (…) aquel en que toda persona tiene la capacidad de cuidar de sí misma y satisfacer sus necesidades básicas. En ese mundo nadie moriría de hambre ni padecería desnutrición. Los líderes del mundo han proclamado ese objetivo durante décadas, pero nunca han establecido una manera de conseguirlo” (p. 316). Una auténtica revelación, ¿no?

Se trata de Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank, también conocido como “el banco de los pobres” de Bangladesh, hoy de visita en Bolivia para explicarle a Evo Morales lo que es el microcrédito y el emprendimiento de los negocios sociales para superar la pobreza en el país.

Las fotos de Yunus y Morales estrechándose las manos son mucho más sugerentes de lo que en realidad buscan aparentar, pues sucede que al igual que Morales, Yunus se pasea por el mundo destilando sabiduría y esperanza en la conquista del futuro de los pueblos por medio del altruismo, cuando su imagen en su propio país es más que cuestionable.

Se ha construido el mito de que el Grameen Bank ha estado concediendo créditos a numerosísimos grupos de mujeres durante ya casi 40 cuarenta años, que habrían permitido ir venciendo lentamente la pobreza de Bangladesh. ¿Se supone que se debe creer que los bancos convencionales han sido tan tontos durante tanto tiempo como para no haber identificado semejante oportunidad?

Como Jeff Tucker hace muy bien en anotar, los efectos de la estrategia de este “banco bueno” han sido la de crear una trampa de deuda para sus prestamistas a quienes se les cobra una tasa de interés superior que la de los bancos comerciales convencionales de Bangladesh, en alrededor de 5 puntos porcentuales como mínimo. Pero no son las elevadas tasas de interés en las que necesariamente reside el problema, sino el hecho por el que se las cobra, aquella perversa lógica en la que el negocio se sostiene.

Ya en 2001 Daniel Pearl y Michael Phillips revelaron en el Wall Street Journal que la tasa de amortización de los préstamos no es ni por casualidad cercana a la que el banco dice exigir, que la mora y el impago reportados ocultan una cantidad considerable de préstamos ruinosos, que al menos una cuarta parte de los préstamos fue destinada al consumo, que la institución no está sujeta a ningún tipo de supervisión, ni pública ni privada, y que al gobierno posee el 6% de sus activos, mientras que el resto de la propiedad es de los prestatarios sólo de manera superficial sin poder vender o intercambiar sus acciones.

En todo caso, el Grameen Bank ni siquiera llega a ser un banco capitalizado por el mercado. En muchas oportunidades ya se ha afirmado que aquella institución está en quiebra y que sus clientes no sólo no han superado la pobreza, sino que ahora además están endeudados. Es el mismo esquema que tanto se ha criticado de la cooperación internacional. La primera gran suma de dinero en efectivo de Yunus vino de las Naciones Unidas, luego acudió al gobierno de Bangladesh, y luego a fundaciones estadounidenses. En los años 80 y 90, el banco recibió casi 150 millones de dólares en subvenciones al mismo tiempo que comenzó a pedir préstamos de los gobiernos de todo el mundo a bajas tasas, para luego ganar la diferencia prestando a tasas más altas. Si en Bolivia no fuese más que conocida la vieja “avivada” de prestarse barato para prestar caro, o peor aún, de prestarse a corto para prestar a largo plazo, ¿qué es lo que Yunus hace realmente en Bolivia? El país ya tiene una experiencia en microcrédito del que hasta el mismo Yunus podría aprender, ciertamente.

Ya en 2011, el laureado Yunus fue alejado del Grameen Bank que él mismo fundó, con alegatos de fraude y mala gestión en su contra. Pero además, por si acaso el mito del banquero bueno de los pobres no sea suficiente, el Grameen Bank obliga a sus clientes a asistir de manera semanal a un amargo adoctrinamiento fascistoide. Es un programa de “16 decisiones”, entre las que curiosamente destacan:

– Participaremos conjuntamente en toda actividad social.

– Planearemos para mantener pequeña nuestra familia. Reduciremos nuestros gastos.

– Cultivaremos verduras durante todo el año, comeremos cuanto podamos de ellas y venderemos el excedente.

– Educaremos a nuestros niños y nos aseguraremos de que paguen su educación.

– Construiremos y utilizaremos letrinas.

– No aceptaremos ninguna dote en las bodas de nuestros hijos, ni daremos dote a nuestras hijas. Mantendremos nuestro centro libre de la maldición de la dote.

– Si llegásemos a saber sobre cualquier incumplimiento de la disciplina, iremos en conjunto para ayudar a restaurarla.

Vamos, el sueño y reencarnación del propio Mussolini; si no es prosperidad a balazos, será lucro a puntapiés. Un verdadero halo de encanto el del bangladesí.

Esto definitivamente sería algo muy raro en el país si no fuese porque un antecedente similar es el de la estrategia de alfabetización (léase “adoctrinamiento socialistoide”) de los indígenas y campesinos que son obligados a ver horas de documentales de la revolución cubana para luego estar convencidos de que luego, al poder escribir su nombre y apellido completo, con firma incluida, realmente saben leer y escribir.

Nada sería que Muhammad  Yunus sólo tenga malas buenas intenciones, pero cuenta con un doctorado en economía. Aquí nada es mera casualidad. Es éste el banquero de los pobres y Nobel de la Paz -como al que aspira el otro, probablemente de la misma fantoche manera-, que ha sido acogido en Bolivia como un héroe de los pobres, justo cuando el país busca un nuevo empujón hacia la segunda reelección (o tercer mandato) del líder, lo de menos si es también a puntapiés, por si a alguien le cabe duda alguna de que la pobreza en Bolivia no sea otro fraude más y esté encaminada a la conquista del vivir bien.

5 Replies to “Yunus en Bolivia, aquel lobo en piel de cordero”

  1. Don Bernardo, todas las fuentes están en el artículo para que usted pueda revisarlas por su cuenta, nada aquí es gratuito. Pero hay mucha más información si dedica tiempo a buscar con cuidado. Encontrará denuncias de ex pasantes del Grameen Bank hasta en blogs personales. Pregúnteles a ellos lo que es justo. Un saludo.

  2. En los casos de personajes reconocidos, como el Prof. Yunus, es fácil encontrar alegatos en contra, porque siempre hay quien quiere echar barro sobre la gente buena. Las personas malas no entienden que haya gente buena, por eso le buscan fallas, errores, faltas y las maravillizan. Las personas que conocemos al Prof. Yunus, su trabajo y sus logros reconocemos la verdadera naturaleza de este personaje. Mucha pena me da que alguien pueda confundirse en la miopía del texto que presentas.
    Evidentemente, desgracias se han escrito hasta sobre Dios, pero pesa siempre la verdad sobre todo. Al menos para quien busca con el corazón, más que con las uñas.
    Saludos Mauricio.

  3. Estimado Cristian, miopía frente a la del ciego e ingenuo. Todas las fuentes están disponibles para su investigación. Nada aquí es gratuito. Probablemente pienses que Yunus es un Dios más, pues yo digo que al menos dudas habrá al respecto. Yo también conozco el trabajo de Yunus, tanto que me ha llevado a escribir esto; mucho menos es ningún angelito, ni el Grameen Bank es siquiera un banco. No lo digo yo, todas las fuentes, que son abundantes, están disponibles. Yunus no ha descubierto ni por casualidad la pólvora económica. No siento tener que ser yo uno más de los que derrumban el mito de que la lucha contra la pobreza no se encuentra en el altruismo ni las malas buenas intenciones, mucho menos en la simbología y adoración social o incluso en el adoctrinamiento fascistoide. Y esto a mí no me da pena, me indigna.

  4. Estimado Mauricio Ríos García, bueno es un Articulo mas, tienes razon se puede decir cualquier cosa. hoy los periodistas han perdido mucha credibilidad, es un hecho tambien que Yunus no ha reconocido ningun microcredito en LATAM como parte de su vision, quizas exista algo de eso tambien, pero hoy no pongo mis manos al fuego por nada ni nadie.

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