Ante la crisis internacional más grande

¿Cuánto hemos hablado ya de las amenazas internas de la economía boliviana derivadas fundamentalmente de la coyuntura política y el agravamiento de la desaceleración? Desde hace ya un tiempo que se vienen buscando hombres de paja en la economía internacional, en los empresarios avariciosos y anti patriotas que no invierten, en los efectos del cambio climático y últimamente en la crisis internacional, sobre un problema que no es aislado ni pasajero, sino generalizado y estructural.

Lo curioso es que la economía internacional viene a sufrir nuevos cambios significativos desde 2011 con las dudas sobre el euro y 2014 con la caída petrolera, recién ahora en 2017, pasando de una deflación generalizada con tipos de interés negativos, una política monetaria como arma única, antiglobalización, ajustes salariales y márgenes empresariales elevados, a una reflación generalizada de tipos de interés al alza, impulso a la política fiscal, proteccionismo moderado, subidas salariales y unos márgenes empresariales que podrían verse afectados, como apuntamos en una anterior entrega.

¿Qué quiere decir todo esto? Si hemos hablado tanto de que en Bolivia los riesgos y amenazas son mayores a los que se podría estar considerando, los nuevos cambios estructurales en la economía internacional podrían ser un factor agravante con incertidumbres inasumibles. No se ponga a pensar si el país está realmente en condiciones de asumir un nuevo impacto, porque podía llegar tarde a donde se proponga ir con esa presuposición.

Pues bien, parece ser que una nueva crisis internacional luego de ya casi diez años de Lehman es inminente. Nadie sabe cuándo ni qué detonará el problema exactamente, ni mucho menos qué forma tomará, pero es sin lugar a dudas inminente. Esto es algo de lo que ya hablamos extensamente en mi primera obra en solitario, La década perdida de Occidente: un manifiesto contra la Gran Recesión, publicada en la Feria Internacional del Libro de Madrid, en mayo de 2015 junto a Unión Editorial.

La tesis del libro sostiene que los errores que se cometieron para tratar de evitar las consecuencias de Lehman Brothers en 2008 son exactamente los mismos que se cometió en Bolivia hasta 1985, a saber: monetizar deuda, imprimir billetes de la nada para saldar el déficit estatal. Las consecuencias de semejante experimento de Bolivia tomaron la forma de la mentada sexta o séptima hiperinflación más larga y profunda que el mundo había conocido hasta entonces.

El motivo por el cuál las consecuencias del mayor programa de monetización de deuda que se haya visto nunca por parte de la Reserva Federal al inicio de la Gran Recesión no fueron exactamente las mismas que en Bolivia,es parte de una discusión mucho más sostenida que la necesaria ahora, pero tienen que ver directamente con el incremento sostenido de la cotización internacional de materias primas.

Repasando: ¿recuerda cuando recurrimos a la metáfora de la construcción de un edificio y el momento en que el gobierno interviene para decirle al constructor que puede lanzarse a ser mucho más ambicioso? Pues lo que hizo la Reserva Federal con la idea de mantener la economía estadounidense a flote fue inyectar dinero de nueva creación para que impacte directamente en su economía doméstica, pero en cambio terminó exportando inflación al mundo, ya no les dijo a empresarios, sino a países enteros, que podían lanzarse a ser mucho más ambiciosos que en el pasado e implementar proyectos que madurarían en un tiempo mucho más extendido que aquel al que estaban acostumbrados, y entonces se lanzaron a demandar las materias primas de los países típicamente exportadores de ellas.

Desde luego que nada de esto solucionó los problemas reales de la economía estadounidense. A cambio de tener estabilidad en el corto plazo aplazaron los efectos de la corrección a cambio de agravarlos y de que de ellos hiciera cargo otro gobierno, a la vez que con esta devaluación de su moneda obligó a que el mundo se hiciera cargo de su deuda, que es la más grande nunca antes vista. ¿Algo de esto le suena familiar?

Jim Rickards lo grafica correctamente: en 1998 Wall Street tenía dinero para rescatar al hedge fund Long-Term Capital Management. En 2008 La Reserva Federal tuvo dinero para rescatar a Wall Street, ¿quién tiene dinero ahora para rescatar a la Reserva Federal? El balance de la Fed ha crecido de $800 mil millones a más de $4 billones desde entonces. La mala deuda ha ido acumulándose y pasando de mano en mano, y cuando los plazos finalmente venzan ahora que Estados Unidos volvería a crecer, el problema será verdaderamente complicado, y los mercados lo saben.

Si a estas alturas ya se tiene medianamente claro que el camino no es la política esperando que un tercero le solucione sus problemas, pues el siguiente paso, el más importante para proteger su patrimonio y el de su familia, está dado. El siguiente es puede ser el de la elaboración de una estrategia de inversión resumida en algunos de los siguientes puntos:

Si tiene alguna pregunta contácteme hoy. Permítame ayudarlo prever lo mejor y más seguro para su patrimonio y el de su familia.