Gracias a Los Tiempos, acaba de conocerse la noticia de que el déficit comercial de Cochabamba ha crecido a casi el 50% en los últimos cinco años. El letargo económico cochabambino es verdaderamente preocupante hace ya varios años, y aunque también tiene mucho potencial en muchas áreas, poca es la discusión relevante sobre qué es lo que le permitiría competir nuevamente con los principales departamentos de Bolivia. Esto es lo que escribía para Fundación Milenio al respecto en septiembre de 2013:
En anteriores oportunidades Fundación Milenio destacó algunas características de la economía cochabambina, como el hecho de que su economía contribuya cada vez en menor proporción a la economía nacional; que al no estar abundantemente dotada de recursos naturales exportables de alto valor en mercados internacionales, se desvinculaba de la oportunidad de los elevados precios internacionales; y que, por tanto, su riqueza depende, como en realidad cualquier otra economía, de la fuerza y capacidad creativa emprendedora de sus habitantes para descubrir nuevas oportunidades de beneficio.
Pero este proceso de descubrimiento dependerá directamente de un entorno económico apto para que los individuos alcancen sus fines de manera armónica. En este sentido se plantea la pregunta sobre cuáles serían las condiciones actuales de vocación empresarial del departamento para reencausar la capacidad de crecimiento y desarrollo sostenibles del otrora granero de Bolivia.
Considerando el Ranking de las Mejores Ciudades para Hacer Negocios en América Latina 2012 de la revista América Economía, que a través de su herramienta “ICUR” permite ordenar 46 ciudades de mayor a menor capacidad/potencial de negocios, observamos que frente a las primeras ciudades como Miami, São Paulo o Santiago, La Paz y Santa Cruz se encuentran en los puestos 38 y 45 respectivamente, mientras Cochabamba ni siquiera ha sido tomada en cuenta (ver cuadro 1).
Es importante destacar que las variables del índice con mayor ponderación están relacionadas al marco y dinamismo económico como la captación de inversiones, la estabilidad económica, la caracterización de los mercados de bienes, laboral y financiero, o los servicios a empresas y ejecutivos, y el poder de marca en base a una encuesta que destaca, entre muchas otras virtudes, las mejores condiciones para vivir siendo joven o adulto mayor, soltero, para vivir en familia y según cantidad de hijos, para vivir según el tráfico vehicular, y hasta para innovar. No obstante, lo que al mismo tiempo resulta representativo en este índice es que exista una diferencia de clasificación tan marcada entre dos ciudades capitales paradigmáticas como son Santiago y Caracas, ocupando los puestos 3 y 44 respectivamente, presentándose ésta última como ciudad tan atractiva para los negocios como la considerablemente más pequeña Santa Cruz.
La respuesta sobre el letargo cochabambino y el hecho de no haber siquiera clasificado en el mencionado ranking, se encuentra precisamente en estas diferencias. Desde que Adam Smith estableció en 1776 que el crecimiento y el bienestar se encuentran directamente vinculados a la división del trabajo y la libre competencia, aquellas economías de armoniosa convivencia, con impuestos reducidos y una administración de justicia tolerable se han hecho cada vez más prósperas.
Tomando en cuenta el Índice de Libertad Económica para 185 economías, se encuentra que a la vez que Chile es uno de los países económicamente más libres del mundo, y Venezuela uno de los países económicamente más reprimidos, Bolivia ha perdido cada vez mayor libertad económica al menos desde 2005, pareciéndose sus ciudades cada vez más a la inestable capital venezolana que a la opuesta y comparativamente próspera capital chilena (ver gráfico 1).
Al haber realizado reformas estructurales orientadas a la libertad económica, y al haberlas preservado en el largo plazo, Chile ha logrando una importante afluencia de capital a través de su apertura para hoy cosechar lo sembrado en forma de sólidos ratios de riesgo/beneficio.
Al interior de Bolivia es difícil establecer si La Paz y Santa Cruz son económicamente más libres que Cochabamba, pero sí podría sostenerse que a la vez que la libertad económica es urgente en el país para un mayor crecimiento y desarrollo como el chileno, lo es mucho más para economías pequeñas y poco desarrolladas como la cochabambina. Cuando entre los componentes del índice con caída más dramática en el país están la libertad para la inversión, el respeto por los derechos de propiedad y la rigidez laboral, Cochabamba podría empezar a plantearse reformas estructurales locales de largo aliento dirigidas a su recuperación.
Asimismo, de acuerdo al Índice de Facilidad para Hacer Negocios del Banco Mundial que mide objetivamente la facilidad para establecer negocios formales en 185 economías estudiadas, Bolivia ocupa el puesto 155 (ver cuadro 2), donde las peores calificaciones están relacionadas a la dificultad para el pago de impuestos (180), la apertura de nuevos negocios (174), y la protección de las inversiones (139).
Al mismo tiempo, resulta sintomático que a la vez que Bolivia pierde cada vez más espacios para la libertad económica y presenta dificultades cada vez mayores en el establecimiento de nuevos negocios y la consolidación de los ya instaurados, al interior del país se observe que frente a La Paz y Santa Cruz, Cochabamba no mejore su distante posición en cuanto a la proporción de empresas que alberga en su territorio (ver gráfico 2).
En relación a establecer diferencias prioritarias a corto plazo para competir con ciudades como La Paz y Santa Cruz en la atracción de capital, es importante priorizar la eliminación o reducción del número de procedimientos y cantidad de tiempo dedicado a la apertura de nuevos negocios, así como de impuestos para permitir a los empresarios identificar imperfecciones económicas como una oportunidad de obtener beneficio mañana, lo que redundará en un mayor crecimiento y desarrollo del departamento.
Y teniendo como objetivo de largo plazo parecerse más a una ciudad como Santiago y menos a una como Caracas en relación al ambiente para la capacidad creativa empresarial, dada la nueva configuración de administración pública autonómica del país y las nuevas propuestas que la consoliden, Cochabamba puede empezar trasladando las atribuciones y competencias del gobierno central al departamental y municipal que ayuden a mejorar las condiciones para los negocios en función del crecimiento y desarrollo, y eliminando aquellas que los menoscaben.
De esta manera, si Cochabamba busca abrir su economía al mundo está obligada a hacerlo a través del enfoque de servicios intangibles debido a sus limitaciones geográficas inmediatas. Al momento en que se identifica a Santiago como una de las mejores ciudades latinoamericanas para hacer negocios, también se destaca el ejemplo de Start-Up Chile para alcanzar un Silicon Valley latinoamericano, un paraíso para empresas emergentes de todo el mundo, un ambiente cada vez más cosmopolita y proclive a la innovación que cuenta con facilidades tributarias, instalaciones y permisos de trabajo, es decir, un campo en el que, aunque todavía de manera tímida debido a su gran potencial, la llajta ya ha estado demostrando ser competitiva a pesar de las condiciones poco favorables para los negocios, el emprendimiento y la prosperidad.