“Only when the tide goes out you know who’s been swimming naked.” – Warren Buffett
Acaba de emitirse la nueva familia de billetes plurinacionales. Empezaron lanzando el primer corte de Bs. 10, y paulatinamente lanzarán el resto de cortes, y no se observa corte alguno de Bs. 500 o Bs. 700, como versan los actuales rumores que se fundan en la licitación que en algún momento lanzó el Banco Central de Bolivia.
Es muy difícil determinar si esto se trata de una táctica comparable a la del no-gasolinazo con la introducción al mercado de la nueva gasolina Ron-91, es decir, si se trata de una nueva no-devaluación que incrementa paulatinamente la base monetaria sin respaldo real; aunque es lo más probable, dado que los billetes circularán simultáneamente con los antiguos, solamente la demanda real del público determinará si habrá inflación ex post. Eso sí, esta nueva familia de billetes plurinacionales añade su importante cuota al deterioro institucional que se viene registrando en el país durante los últimos meses, incrementando la incertidumbre, la susceptibilidad y desconfianza del público ya no sólo sobre el sistema político y el judicial, sino, además, en la economía y el propio sistema financiero.
Ahora bien, quienes tienes un recuerdo claro de la desdolarización de la UDP en los 80 saben que un capítulo similar es posible, y en esa expectativa están construyendo estrategias: pretenden endeudarse en moneda nacional con bienes reales como garantía y un modesto flujo permanente también en bolivianos, comprar dólares con ese préstamo inmediatamente luego, y esperar cómodamente la devaluación que pagaría una buena parte de esa deuda.
La idea es buena, porque mucha gente logró hacerse de una muy buena fortuna entre el 83 y el 85, más aún si se contaba con un banquero amigo en el cargo indicado, pero también tiene mucho de cálculo lineal y simplista. Muchos de los factores con los que se juega hoy no existían en la época de la UDP. Entre muchas otras cosas, en ese entonces:
- La devaluación benefició a muchos de los que se habían endeudado, pero muchos otros lo perdieron todo.
- La banca era tan incipiente, que no estaba siquiera adscrita a los preacuerdos de Basilea I.
- No existía la Ley del Banco Central de Bolivia.
- La desdolarización buscaba el autofinanciamiento del déficit público, hoy busca la permanencia indefinida del Gobierno en el poder.
- La prioridad era preservar la institucionalidad democrática, con lo cual hubo renuncia presidencial voluntaria y adelanto de elecciones generales.
- El primer demandante de dólares será el mismo Gobierno. ¿Será tan fácil conseguir dólares más adelante?
- El mundo se está desdolarizando y está suprimiendo el dinero en efectivo por varios motivos, pero además tiende a la digitalización absoluta del sistema financiero.
Yo mismo he recomendado a mucha gente mantener sus ahorros de largo plazo denominados en dólares y fuera del banco ante posibles corralitos y confiscaciones, e incluso porque desde este año entrará en vigencia el mentado bail-in, la nueva forma de rescatar a la banca insolvente convirtiendo a los acreedores en accionistas forzosos, en vez de recurrir al dinero del contribuyente como en el caso del bail-out; pero esta recomendación es sólo para casos donde tener una caja de ahorros convencional en un banco comercial tradicional no hace realmente la diferencia, y cuando las alternativas son verdaderamente limitadas.
Para quienes tienen mucho que perder, sacar su dinero del banco y ponerlo debajo del colchón no es lo mismo que en el 85. El mundo ha avanzado tanto en 30 años, que será prácticamente imposible reintroducir esos recursos al sistema. Ahorrar debajo del colchón los pondrá en situación comparable a la de un delincuente y limitará incalculablemente sus posibilidades de seguir creciendo más allá de las fronteras del país, como se merece.
No subestime ahora mismo el riesgo y la incertidumbre derivada de la coyuntura, ni tampoco pretenda hacer suyo el último centavo que quede en el mercado. Si tiene la posibilidad de hacerlo, lo ideal es primero desapalancarse lo más posible, aunque duela, y liquidar los activos no indispensables que adquirió durante la etapa del auge; e inmediatamente luego, ponerlos a buen recaudo en el exterior con una estructura legal, fiscal y sucesoria de preservación de largo plazo, ajustada a sus necesidades y en jurisdicciones amigables con el capital privado, que le permitan aprovechar no sólo de la calidad y los beneficios de la banca privada internacional no comercial, sino, además, de las infinitas oportunidades de inversión con gestoras de fondos especializadas en inversión contracíclica en el resto del globo.
Todo toma su tiempo, pero todo esto se hace más difícil con cada semana que pasa. Ningún gobierno quiere la fuga de capitales del sistema o el país. Solamente piense en lo difícil que más adelante será asegurar su retiro, contratar los mejores seguros médicos posibles y además pagarlos cómodamente, pagar la educación de sus hijos y nietos en el exterior, o incluso -por qué no- invertir en Alphabet, Amazon o Tesla. Y por si fuera poco, todo esto sin que nadie cuestione luego la procedencia de su dinero ni su nacionalidad por el riesgo país, más aún si realmente está empezando a considerar la idea de vivir en el exterior.
Si necesita de mi ayuda personal, escríbame ahora un par de párrafos contándome su situación, y pronto le responderé.