El alcance y dimensión inicial de la nueva Libra

Mark Zuckerberg acaba de anunciar la mañana de este martes 18 de junio la creación de Libra junto a varias empresas de enorme alcance y penetración global como eBay, Spotify o Coindesk, entre otras 30, algo que no deja de ser por demás interesante, pero también ha cometido el error de anunciarla como una nueva criptomoneda, creando expectativas equivocadas entre los inversores de Facebook.

Sin embargo, el debate tendría que correr por esas líneas, sino respecto de qué tipo de inversión se trata y qué dimensiones podría alcanzar. Claramente lo que se está creando no es una moneda propiamente, ni mucho menos dinero, sino un mecanismo de transferencias y confirmación de pago, una red comercial con Blockchain como plataforma de funcionamiento.

Más aún, la creación, anuncio y posterior lanzamiento al mercado de Libra es nada menos que la idea de competir no con Bitcoin y similares, sino con WeChat, el WhatsApp chino de Tencent. Esa es la dimensión de Libra, y en es perspectiva luce mucho mejor como activo de inversión comercial antes que dinerario. Si este proyecto funciona (inicialmente apunta a que sí), quienes invirtieron pronto en Facebook lograrán importantes rentabilidades.

El desafío inicial de Libra será la confianza que el público tenga en ella para utilizarla y que la red se amplíe y consolide. Tanto Uber como PayPal, Visa y el mismo Facebook, tienen serios problemas tanto éticos como de simple funcionamiento (falta de privacidad, seguridad o trato con sus empleados y clientes). En este sentido, el mismo dólar estadounidense como dinero fiat aún es comparativamente menos peor, pero esto ya es parte de otro debate que puede consultarse aquí. Sin embargo, esto sí representa un problema importante para los bancos comerciales tradicionales.

Esto es como el desarrollo de la Inteligencia Artificial y el temor de que termine superando al propio ser humano, cuando éste, con todos los avances alcanzados hasta el día de hoy, apenas sabe cómo funciona su cerebro.

En definitiva, Zuckerberg, Facebook y compañía han entendido muy bien las redes comerciales y mecanismos de pago, que ya ayudaría bastante, pero poco o nada saben de economía y el dinero como institución.

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