Luis Arce Catacora y David Choquehuanca lo están haciendo, francamente, muy mal. En su primer año de ejercicio de poder no han tenido acierto alguno, ni con la gestión de la crisis sanitaria ni con la gestión de la crisis económica, y parece ser que en el ámbito político no lo hacen mejor. De hecho, el régimen se ha caracterizado por su abuso de poder y la violación permanente de derechos humanos, con detenciones ilegales y persecución política permanente.
Todo esto se está traduciendo en una nueva etapa crítica en las filas internas tanto del régimen de gobierno como del Movimiento al Socialismo (MAS), o de manera más precisa, existen divisiones entre Arce Catacora, David Choquehuanca y Evo Morales.
División entre Choquehuanca y Morales
A pesar de que fue uno de los ministros que más tiempo duró en el cargo como su Canciller, Choquehuanca mantiene, al menos desde los días en que debía definirse la dupla que se presentaría a las elecciones generales de 2020, una profunda molestia e con Morales por no haberlo elegido como candidato a la presidencia, y haberlo relegado apenas a ser el acompañante de Arce en la fórmula.
Luego, una vez elegido, Choquehuanca afirmó ante las dudas sobre si Morales era el poder detrás del trono: “el presidente es Luis Arce y yo soy su vicepresidente. Tenemos el gabinete, donde se analizan y se asumen decisiones. Desde ahí se gobierna”.
Más tarde, en el primer congreso que el MAS celebró en el Chapare (bastión cocalero de Morales) luego de la victoria de Arce, Choquehuanca fue el gran ausente.
Y de manera más reciente, Choquehuanca ha generado controversia por la imposición de las vacunas contra el Covid-19, su resistencia a vacunarse y su defensa de la medicina ancestral andina, lo cual, con seguridad ha provocado más de un problema para Arce.
Es más, en días recientes se ha pronunciado un grupo de simpatizantes del MAS que quieren llevar a Choquehuanca hacia la presidencia, todo ello probablemente para las próximas elecciones, o incluso ante la posibilidad de un referendo revocatorio contra Arce, o bien si trasciende una renuncia por problemas de salud de este. Al llamado “Bloque Choquehuanca”, Morales ha calificado como un “craso error”.
División entre Arce y Morales
También existen divisiones marcadas entre el propio Arce y Morales.
Luego de que volviera al país a finales de 2020 sin ser detenido por los cargos que se le imputaron, después de que fuera recibido con un silletazo, y de que quienes algunas vez fueron sus aliados más fuertes lo invitaron a jubilarse de la política, hoy Evo Morales parece estar relegado en el Chapare, donde es apenas anfitrión en un programa de la radio Kausachun Coca, y desde donde busca permanecer vigente.
Sin embargo, y a pesar de que Morales llegó a afirmar en su momento que “tienen la obligación y la tarea de acompañar, defender y cuidar a Luis Arce y su revolución democrática y cultural”, ya en octubre de 2020, en cuanto se confirmó su victoria en las elecciones, Arce afirmó en la misma línea de Choquehuanca: “si Evo Morales quiere ayudarnos será muy bienvenido, pero eso no quiere decir que él estará en el gobierno”.
Es más, de acuerdo con Humberto Vacaflor, reconocido periodista boliviano, parece ser que, a partir del momento, tanto Arce Catacora como Morales, buscan ser candidatos a la presidencia en 2025. Arce se postularía por el Partido Socialista 1 (PS-1) y Morales por el Movimiento al Socialismo (MAS), con proyectos muy distintos.
También de forma más reciente, Morales convocó una marcha de 180 kilómetros desde la localidad de Caracollo hacia La Paz, supuestamente en apoyo al régimen de Arce, pero a su llegada no logró el apoyo esperado y, no mucho más tarde, aparentemente sin invitación, se apersonó a la Casa Grande el Pueblo para sugerir algunos cambios en su gabinete.
Crisis de gabinete de ministros
Todas estas divisiones internas redundan justamente en una crisis de gabinete ampliamente advertida, y cuyo ajuste ha empezado mucho antes del tradicional 22 de enero, fecha de celebración de la nueva Constitución.
La crisis del gabinete de Arce y las divisiones internas en el MAS tienen antecedentes desde el mes octubre, cuando legisladores del MAS cuestionaron a al menos cuatro ministros: el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo; el de Justicia, Iván Lima; la de la Presidencia, María Nela Prada; y el de Salud, Jeyson Auza.
De la misma manera, y aunque los rumores al respecto son mucho menos intensos y frecuentes, también podría haber cambios de titular tanto en Hacienda como Hidrocarburos, dados los desafíos que la economía y el sector gasífero plantean para esta gestión.
Igualmente, el diputado cocalero del MAS por Cochabamba, Héctor Arce, afirmó en aquel entonces: “Evidentemente, hay que revisar, hay que analizar y si corresponde, tenemos que hacer los cambios necesarios para hacer los ajustes. Hemos visto que algunos cargos no se están desempeñando conforme a las exigencias de la población. Por eso es fundamental hacer esa evaluación y ahí se va a tomar la decisión”.
Aunque el rol de Morales no es central, también será importante saber si los cambios han sido impulsados por Evo Morales, y si alguno de sus antiguos ministros es designado, pues así se despejarán las dudas respecto del poder de decisión que tiene detrás del trono realmente.
Como constatación de esta crisis no hubo que esperar demasiado. Los primeros cambios en el gabinete de Arce se han iniciado con la destitución del viceministro de Gobierno Nelson Cox esta semana, 10 días antes de lo esperado, a raíz del vínculo directo que uno de sus asesores tendría con el ex ministro de Gobierno de Jeanine Áñez, Arturo Murillo.
Nada está dicho todavía, pero el 22 de enero será la carta de presentación con la que Arce tendría que encarar los desafíos probablemente más difíciles de los últimos 15 años, y posiblemente el problema más grande que tenga no sea necesariamente a quién despide, sino encontrar a quién quiera prestarse a ser parte de semejante cantidad de problemas.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 12 de enero de 2022.