Por ahora no tiene mucho efecto. Bolivia está desacoplada de la coyuntura económica internacional porque sus problemas domésticos son mayores.
Cuando Bolivia tenía mayor capacidad productora de hidrocarburos, sufría una caída de los ingresos por exportación de gas si la Fed subía tasas y provocaba una caída de los precios de las materias primas.
Ahora que Bolivia tiene una capacidad de producción petrolera cada vez menor, está forzada a importar una cantidad de combustibles cada vez mayor a precios internacionales, y además venderlos en el mercado interno a precios artificialmente bajos mediante subsidios.
Si hoy los precios de los commodities caen, significa menores ingresos para el Estado, pero también un alivio a los subsidios. Sin embargo, también significa que si las petroleras internacionales tenían pocos incentivos para invertir en Bolivia incluso con precios altos para fortalecer e incrementar la capacidad productiva a largo plazo, ahora ahora tienen todavía menos con un incremento continuo de tasas de la Fed en el resto del año como se prevé.
De manera más concreta aún, lo que más le importa a Bolivia ahora mismo del contexto internacional es cómo va a afectar al nivel de las reservas del BCB, pues son muy bajas, ver si se traduce en mayor presión sobre el tipo de cambio.
Lo que hizo hoy la Fed es prepararse para un entorno de desaceleración global, que ha sido exacerbada por la invasión de Putin probablemente hasta una nueva recesión. Ha bajado tasas ‘acomodaticiamente’, y no para contener la inflación, sino para poder bajarlas de nuevo después.
Por el momento, mientras el incremento de tasas de la Fed no sea decidida, es decir, mayor a la esperada o de al menos un 7%, esto no se traducirá en una sorpresa para los mercados ni en el inicio claro de una recesión. Aún no pasó nada significativo como para afectar a Bolivia.
Es increíble tener que decirlo, pero no es que la economía es tan sólida que no la afecta la coyuntura internacional adversa, sino todo lo contrario. La economía de Bolivia puede caer antes de que se observe un evento significativo en la economía global o los mercados.
Los problemas económicos de Bolivia están mucho más relacionados con su estructura y modelo. Al país se le ha acabado la buena suerte.
Aquello sobre lo que el público tendrá que estar pendiente es el nivel de reservas del BCB, pues el ritmo de gasto público, que es lo que hoy explica más su caída, podría provocar problemas antes que la coyuntura internacional.
Hoy las reservas están compuestas entre un 55% y un 60% de oro físico, pero a pesar de que su precio ha estado subiendo últimamente, la incidencia en el nivel de reservas es menor que la del ritmo de gasto publico.
La Fed está provocando menor demanda, pero aunque no lo hiciera, Bolivia no tiene qué ofrecer ni cómo aprovechar una mayor, y cada vez menos a medida que pasa el tiempo y no se implementan reformas estructurales. Ya ni siquiera los ajustes serían suficientes.
Algunos fondos para sacar provecho de la ‘gran rotación’ en 2022
Ante la estanflación que precipita la guerra, siempre invertido y a largo plazo
Enero 2022: La corrección en renta variable y el mensaje del mercado de bonos