A fines de los años 20, Fred Koch, un ingeniero químico de 27 años, desarrolló un nuevo y más eficiente proceso para convertir petróleo crudo en gasolina. Un poco más de una década después de hacer su descubrimiento, Koch usó el proceso mejorado para iniciar un negocio propio de refinación de petróleo. Inicialmente, la compañía se denominó Wood River Oil and Refining Company, luego se convirtió en Rock Island Oil and Refining Company, y finalmente renombrada como Koch Industries, de la que a fines de los años 60 se hicieron cargo sus hijos Charles y David, hasta convertirla hoy en la segunda empresa privada más grande de los EE.UU., después de Cargill Inc., con más de 120 mil empleados alrededor del mundo.
Charles y David, mejor conocidos como los hermanos Koch, ocupan el octavo lugar de la lista de Forbes Billionaires 2018 con un patrimonio neto combinado de $96 mil millones, junto a otros con una riqueza excepcional como la de Jeff Bezos, fundador de Amazon; Bill Gates, cofundador de Microsoft; y Warren Buffett, accionista mayoritario de Berkshire Hathaway.
Pero ¿qué hace de los hermanos Koch uno de los casos particulares de esta lista? Charles y David constituyen la segunda familia más acaudalada de los EE.UU. después de los Walton, y el dato resulta especialmente relevante al preguntarse cómo mantienen tantas cosas en orden, cómo administran su patrimonio personal y familiar, cómo lo protegen de la misma clase de incentivos de dinero y poder de terceros que existen en Koch Industries o dentro de la misma familia, y por qué resulta útil imitarlos.
De manera muy discreta, a principios de 2016, Charles y David Koch, siendo los únicos miembros de la segunda generación de la familia que todavía desempeñan un papel activo en la administración de la empresa, crearon 1888 Management, un Family Office para ayudarlos a manejar su vasto patrimonio familiar y personal cada día más grande.
Para darse una idea del crecimiento de Koch Industries y de la necesidad de mantener orden y perspectiva de largo plazo, en 1961 valía $ 21 millones, lo que equivale a un rendimiento acumulado de 57 años de más del 476,000%. En otras palabras, el índice Standard & Poor’s 500 aumentó aproximadamente un 5,600% entre el 1° de enero de 1961 y el 1° de enero de 2018 (ajustado por la inflación).
En este sentido, llama la atención que los Koch hubieran reestructurado su patrimonio familiar solamente 90 años después del inicio del negocio de su padre y cuatro décadas después de involucrarse directamente en su administración, pero a la luz del reciente anuncio del retiro de David a los 78 años de edad por motivos de salud -padece cáncer de próstata hace 20 años- parecen haber sido suficientemente precavidos para asumirlo dos años antes que un minuto tarde, momento en que la tercera generación finalmente podría empezar a tomar la posta.
Los Family Office suelen crearse para familias con un patrimonio muy elevado (UHNW families), para que los miembros de la familia sean motivados y preparados para recibir una transferencia de riqueza muy importante, para preservar y seguir construyendo su legado, para articular la visión y propósito de la familia, para asegurar el éxito individual de sus miembros, dentro o fuera de Koch Industries, y finalmente perpetuar la estrategia a través de subsiguientes generaciones.
Es muy frecuente encontrar negocios familiares en los que las primeras generaciones involucran a las siguientes en el negocio solamente bajo su supervisión, pensando que el negocio no sobrevivirá sin ellos. Para esto la formación de las siguientes generaciones es casi imprescindible, pero no siempre es suficiente. Es igualmente importante establecer una estructura moderna y definida que separe claramente el patrimonio personal, fruto del negocio, del patrimonio estrictamente empresarial, o las consecuencias podrían ser desastrosas a largo plazo.
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