Los temores a una recesión parecen empezar a diluirse. El viernes 3 de enero se publicaron datos muy importantes, como el hecho de que la tasa de desempleo haya alcanzado un extraordinario 3,4%, a lo cual Janet Yellen, secretaria del Tesoro, no tardó en pronunciarse hoy afirmando que no se puede hablar de recesión cuando la tasa de desempleo es la más baja desde 1969. Igualmente, los PMI de servicios (encuestas de gerentes), que creció muy fuertemente hasta 55.2 en enero luego del 49.2 de diciembre.
Por su lado, Larry Summers, ex secretario del Tesoro en el gobierno de Bill Clinton, que no es santo de mi devoción, se ha mostrado algo optimista con el último dato de empleo, pero también lo hace con cautela. Para mi pesar, Summers ha contribuido mucho recientemente al análisis de la economía estadounidense, que ha estado siendo muy difícil de leer. Tiene buenos argumentos cuando señala que los indicadores de inflación siguen siendo demasiado altos, con lo cual también dijo que sería apresurado decir que la economía está fuera del peligro de la recesión con los datos recientes del empleo. Para Summers ahora habrá aterrizaje suave este año.
Para Goldman Sachs, ahora las probabilidades de recesión en Estados Unidos bajan del 35% al 25%.
Sin embargo, si de tratar de saber si habrá recesión en base a los datos de empleo se trata, Andbank ha mostrado otros datos a tomar en cuenta y que se puede constatar con noticias casi diarias de grandes empresas americanas que están reportando recortes de empleo masivos, sobre todo en el ámbito tecnológico, como Amazon, Facebook o el caso de Dell hoy mismo.
En este sentido, dado que se trata de un juego de probabilidades, una de las preguntas clave sobre la próxima decisión de la Reserva Federal el 22 de marzo, es si el nuevo incremento será moderado de 25 puntos básicos como la última vez, dado que la economía parece recuperarse con fuerza, o si, justamente porque la economía parece ser fuerte, el incremento será decidido con al menos 50 puntos básicos.
Para tratar de encontrar respuestas, habrá que recordar que el incremento de la inflación desde 2021 fue tan abrupto y sorpresivo para la propia Fed, que la hipótesis que se seguía era que los incrementos de tasas tenían que ser tan fuertes que era necesario hacerlo hasta provocar una nueva recesión -mas no una depresión-, para tener la inflación bajo control. No había otra manera.
Igualmente, otro aspecto importante a tomar en cuenta es que, a cambio de relajar el proceso de incremento de tasas, tanto el período de incrementos tendría que ser más extendido, como el objetivo de inflación relativamente mayor.
Como sea, tratando de ampliar el lente sobre el devenir de la economía estadounidense, lo importante es que solamente hay tres escenarios:
- El más optimista, que es una economía que crece demasiado poco durante demasiado tiempo, con inflación a la baja, aunque también muy lentamente.
- El medianamente optimista, que es una economía estancada por poco tiempo, pero, aunque a la baja, con mucha inflación durante demasiado tiempo.
- El pesimista y más probable para esta casa de análisis, es una economía estancada -eso sí, no en depresión- o que crece demasiado poco durante demasiado tiempo, con mucha inflación y una Reserva Federal con demasiada pérdida de credibilidad.
Nada está dicho todavía.
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